Lleva 25 años de casada y 24 soportando el maltrato de su esposo. Ya ha perdido la cuenta del número de denuncias que ha interpuesto, 8 le parecen; sin embargo, nunca le han hecho caso. Ella es una más de las miles de mujeres que en el Perú -cada día- aparte del maltrato de sus parejas, padecen también la orfandad y la indiferencia de un Estado que no vela por el bienestar del 49,9% de su población.

ESPECIAL: #NiUnaMenos:  Violencia contra las mujeres en el Perú

Personajes de la trama

Ella, Marisabel Sánchez Bonet, este 12 de agosto cumplió 51 años de edad; periodista, ama de casa, madre de dos hijos, ex compañera de aulas en la Universidad San Martín, la recuerdo como una mujer risueña, dulce y tímida. No es la primera vez que sobre ella se escribe, ya lo hizo otra colega y amiga, cuando Marisabel asustada se confió a ella a ver si la justicia -de una vez- le hacía caso, pues a pesar del informe psicológico que la señala como una mujer maltratada, el sistema nunca la ha protegido.

Él, Roger Manuel Hernández Jimenez, 57 años de edad; periodista, también ex alumno de la Universidad San Martín, sin embargo, nunca le conocí, de él sólo sé que es una "persona maltratadora, poseedor de personalidad disocial, con rasgos histrionicos inestables". Es así como lo describe el informe psicológico que la División Clínico Forense (Diclifor), le realizó el año 2012, por encargo del Ministerio Público.

Este informe fue realizado en el proceso de una de las denuncias por maltrato interpuesta por Marisabel y en sus páginas previas afirma: "Roger Manuel Hernández Jimenez, es una persona 'verborreica', tiende a la manipulación y presenta conductas mínimas de tolerancia y respeto al prójimo [...] en cuanto a la identidad psicosexual, presenta serios conflictos que lo predisponen al riesgo [...] es una persona que puede incurrir en conductas violentas sin medir las consecuencias de sus actos".

En la pericia psicológica, Roger manifiesta que sufre una gran depresión por la situación que vive con su esposa, dice que él es el maltratado. "He ido al psicológo y al psiquiatra para intentar estabilizarme, pertenezco a un grupo de oración porque quiero ser mejor [...] nunca la he agredido, ella es muy violenta, agresiva y conflictiva por naturaleza". Sin embargo, en 2012 el Ministerio Público pide el cese de los actos de violencia familiar cometidos por parte de Roger en contra de Marisabel.

Maltratada y archivada

"Llevo varias denuncias a cuestas, tanto en Lima donde vivimos los primeros años de casados, como en Chiclayo a donde nos trasladamos por trabajo de mi esposo, pero nadie me ha hecho caso. Y yo no he sido yo la única maltratada, ni él, el único maltratador. Cuando vivíamos en Chiclayo uno de sus familiares agredió a uno de mis hijos y eso no le importó, fui yo la que me pasé horas en terapia con mis hijos para que pudieran superar lo ocurrido", dice Marisabel. 

Todos los procesos derivados de las denuncias presentadas por Marisabel han sido archivados, salvo uno en el que ambos fueron condenados por agresión mutua. "Él me atacó, yo cogí mi cámara para grabarlo, pero como él dijo que yo también le pegué, le creyeron a él". Ambos fueron condenados al pago de una multa y a tratamiento psicológico para que "superen los problemas existentes en el núcleo familiar".

Sin embargo, me preguntó, ¿Hay algo que reparar cuando desde el primer año de casados ella quiere divorciarse y él la amenaza con quitarle a sus hijos como se le ocurra volver a hablar del tema? ¿Hay algo que reparar en una pareja que cuenta con alrededor de 8 denuncias por maltrato? ¿Hay algo que reparar en una pareja en la que él la llama puta, perra, la acusa de infidelidad, la acosa y amenaza con matarla?

Yo también fui maltratada

Vivo en España y conviví durante 10 años con el padre de mi hija, al cual dejé porque pude, porque un día me dí cuenta, que a pesar de tener una carrera, de ser una mujer informada y clase media; era una más de las millones de mujeres maltratadas. Hicieron falta algunos años y terapia para reconocerlo, pero como no vivo en el Perú, el día que fui amenazada de muerte, llamé a la policía y no tardaron ni 10 minutos en llegar a mi casa. 

Tres efectivos tocaron a mi puerta, me tomaron declaración, yo asustada no quise firmar ni interponer denuncia, les había llamado porque estaba sola y no sabía que hacer, pero no quería problemas - como si no los tuviera ya-. Como mi pareja no se encontraba en la vivienda me dijeron que si yo quería volvían más tarde, se lo llevaban preso y, en el acto, el juez dictaba una orden de alejamiento.

No acepté la proposición policial, no quería que mi hija viera como se llevaban a su padre. Unos meses después y estando en pleno proceso de separación, fuimos notificados para presentarnos en el juzgado por la denuncia policial, yo dije que no la había firmado, pero me contestaron que en los casos de maltrato familiar, las denuncias son de oficio en protección de la mujer y de los hijos y que, además, "una amenaza de muerte se tomaba muy en serio".

En el proceso que duró dos años -algo lento para impartir justicia, pero yo no podía permitirme más que un abogado de oficio- nunca escuché un "¿qué habrá hecho pues para enojarlo?, o vuelva a su casa y arregle las cosas, hágalo por sus hijos". Frases que sí viene escuchando Marisabel desde hace muchos años. Nunca, ni policía, ni fiscal, me recomendaron que vaya a terapia para reparar "el núcleo familiar", lo único que hicieron fue protegerme.

Injusticia impartida

Lamentablemente, Marisabel nunca ha tenido la protección que yo tuve. "La última vez que mi esposo me agredió, mis hijos estuvieron presentes y se fueron a la comisaria a denunciar a su padre, pero no les aceptaron la denuncia, luego fui yo y tampoco lo hicieron, además, cuando la policía te toma declaración pone lo que quiere, porque tienen un texto predeterminado en el que sólo ponen tu nombre y tus datos personales". 

Marisabel tiene papeles, demandas y denuncias para empapelar el pequeño espacio que ha habilitado para poder vivir en la azotea de su casa, pues ha tenido que alquilar su vivienda para sobrevivir, su marido hace más de 10 años que no aporta dinero, ni se hace cargo de los gastos de sus hijos. "Sólo hace un par de años que Roger paga la universidad del menor y eso porque fue víctima de los maltratos de su padre, así que le pusimos una denuncia, y ahora quiere que la retire".

Lesbiana, bruta, puta, perra, loca, amargada; estos son varios de los insultos que Roger le ha dedicado a Marisabel, pero también ha amenazado con envenenarla y consecuentemente matarla. "Todos pensarán que es un suicidio porque yo la justicia me la paso por las bolas". Sin embargo, según Marisabel, no todo han sido amenazas. "Algunas veces cuando él se iba temprano de casa, al despertar, me encontraba las llaves de la cocina abiertas, todo olía a gas, mis hijos y yo teníamos que abrir las ventanas y ventilar para no asfixiarnos".

Marisabel teme por su vida, no quiere engrosar las cifras de feminicidios, " la expresión más dramática de la violencia contra las mujeres", según afirma el observatorio de Igualdad de Género de América Latina y del Caribe de la CEPAL, (Comisión Económica para América Latina y el Caribe de la ONU). En un informe publicado a finales de 2015, CEPAL reveló que el Perú con 90 mujeres asesinadas en 2014 -la mayoría a manos de sus parejas- es el cuarto país de la región en casos de feminicidio.

Según el Ministerio de la Mujer del Perú, del 2009 al 2014 se han cometido 663 feminicidios. Según el Observatorio de Criminalidad del Ministerio Público -en el mismo periodo- las víctimas son 738, de las cuales, 657 han sido asesinas por esposos, pareja, novio, enamorado o algún familiar, y 81 han perdido la vida a manos de un desconocido.

En 2015 fueron asesinadas 95 mujeres peruanas y hasta junio de 2016, son ya 54 las que no están entre nosotros (Cifras del Ministerio de la Mujer). Por eso este #13A en Perú y otros países, la gente sale a las calles al grito de #niunamenos, o lo que también podría ser #niunaMás: ni una más maltrada, humillada, manoseada, violada, NI UNA MÁS ASESINADA. Marisabel está dentro de la organización de la marcha en Perú, ella lucha por salir del infierno y porque no haya más mujeres que tengan que vivir en el.

Horas antes de la publicación de esta crónica, Roger Manuel Hernández Jimenez, el hombre que se pasa la justicia por las bolas, le envío las siguientes líneas a Marisabel. Hoy él apela a esa misma justicia.
"Buen dia Marisabel. Me enteraron que sigue tu campaña infame de demolicion de mi buen nombre y mi honesta e impecable trayectoria moral y profesional. Solo tengo que recordarte que cuento con garantias otorgadas por el poder judicial que cautelan mi derecho a no seguir siendo maltratado y humillado por ti y tu sistematico plan de difamacion y calumnia agravadas a través de medios de comunicacion. La sentencia condenatoria del 6 de junio 2016 que tienes en el Juzgado de Familia de Chorrillos, te obliga a respetarme, no insultarme ni humillarme nunca mas, incluyendo medios de comunicacion...caso contrario se pondra en conocimiento del juez para que penalice el caso por desacato a un mandato judicial".
testimonio telefónico 

La nota de Roger tiene origen en la entrevista telefónica, que a pesar de sus miedos, Marisabel accedió a darme, dale click al botón rojo para poder escucharla.